El interior del planeta no
era tan sólido como pensábamos. Está dividido en piezas de rompecabezas
superpuestas llamadas placas tectónicas las cuales se desplazan sobre una capa
subyacente de roca conocida como el manto.
Cuando
estas placas chocan entre sí producen fallas y volcanes, por lo que
entender el movimiento del manto podría algún día conducir a avances en nuestra
capacidad para predecir terremotos, erupciones volcánicas y otros fenómenos
propios de la geología.
Sin embargo, es difícil ver
debajo de esas placas, por lo que hay muchas cosas que todavía no sabemos sobre
el manto de nuestro propio planeta. Pero investigadores en el Reino Unido acaban
de dar un gran paso en la comprensión y el modelado de cómo se mueve el
manto y resulta que es mucho más dinámico de lo que se creía.
El manto es una enorme capa de
roca sólida de aproximadamente 3 mil kilómetros de espesor, que en el
transcurso de millones de años, se mueve un poco como un líquido muy espeso. La
corteza (donde vivimos) flota en la parte superior del manto, por lo que esta se
mueve cuando el manto se mueve.
En el pasado, los científicos
se centraron principalmente en el movimiento lateral del manto, el cual es el
causante de los movimientos y choques de las placas, los cuales causan
terremotos, cordilleras, cañones y volcanes.
Este movimiento lateral es, a su vez, lo suficientemente fuerte como para mover
continentes enteros, pero también puede variar a lo largo sólo un par de miles
de kilómetros.
Esa combinación hizo parecer
que la mayor parte de los movimientos del manto era de lado a lado, olvidando el
movimiento en otra dirección: hacia afuera o hacía dentro del planeta. Aparentemente
el movimiento vertical era algo mínimo y que sólo podría causar pequeños
cambios a lo mucho.
Sin embargo una nueva
investigación de un equipo de la Universidad de Cambridge sugiere que este no
es el caso. El grupo utilizó datos de más de 2 mil sitios en todo el mundo para
medir la cantidad de movimiento vertical en el manto, y se encontró que es
mucho más común de lo que se pensaba. En lugar de variar lentamente a lo largo
de decenas de miles de kilómetros como predecían los modelos anteriores, cambia
con sólo un par de miles de kilómetros, al igual que el movimiento lateral.
El estudio también encontró
que tiene efectos mucho más grandes de lo que los modelos habían predicho. El
manto puede empujar o jalar un trozo de la corteza de un kilómetro o más hacia fuera
o hacía adentro. Así que si
estás en Hawaii, donde el manto está empujando hacia arriba, estás a un
kilómetro más lejos del núcleo. Y si estás al este de América del Sur, estás a
un kilómetro más cerca del centro del planeta.
El equipo descubrió esto
principalmente mediante la comparación del espesor de la corteza con respecto a
su edad. Con estos datos en la mano, los científicos pudieron averiguar qué
parte de la topografía de la corteza se debió a cosas como la tectónica de
placas, y cuánto de ello se debe a la corteza en realidad siendo empujada o jalada
por el manto subyacente.
El nuevo modelo, que ha
sido publicado en la revista Nature Geoscience, no puede predecir
terremotos o erupciones a corto plazo, pero es un gran avance en el
conocimiento de los mecanismos internos del planeta que todos compartimos.
FUENTE: SCIENCEALERT,
SCIENCEDAILY