Debido a que el humano tiene una aversión natural
por la injusticia, durante algún tiempo se pensó que los perros, quienes
también la poseen, la habían adquirido de nosotros. Sin embargo una nueva
investigación realizada con lobos y publicada
en la revista Current Biology, encontró que esta cualidad precede a la
domesticación de los mejores amigos del hombre e incluso sugiere que su
interacción con los humanos los
habría hecho menos justos.
Los científicos han reconocido desde hace tiempo algo
que ellos denominan como "sensibilidad a la inequidad", o un sentido
de imparcialidad, desempeñó un papel importante en la evolución de la
cooperación entre los seres humanos. Básicamente, si otros te tratan mal,
rápidamente aprendes a dejar de trabajar con ellos.
Los investigadores creen que el comportamiento
también se encuentra ampliamente en los primates no humanos. Unos
experimentos en el 2008 demostraron que los perros también tenían esta
sensibilidad. Este nuevo estudio muestra que también está profundamente
arraigado en los lobos.
Los científicos experimentaron con perros y lobos que
habían sido criados en jaurías. Se colocaron dos animales de cada especie en
jaulas adyacentes, equipadas con un timbre. Cuando el perro o lobo lo presionaba
con su pata, ambos animales recibían una recompensa. De vez en cuando el animal
que presionaba el timbre no recibía nada, mientras que su compañero sí.

El hallazgo clave fue que cuando el compañero
recibía un mejor trato, el animal que hacía la tarea se rehusaba a continuar
con ella.
"Cuando la inequidad fue mayor, dejaron de presionar
el botón", dijo
Jennifer Essler, de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena.
"Para algunos de ellos fue una respuesta tan rápida y fuerte, que uno de
los lobos dejó de hacerlo después del tercer intento de no recibir nada
mientras su compañero recibía algo, creo que estaba tan frustrado que incluso
rompió el aparato".
El hecho de que este comportamiento se haya encontrado
en los lobos y los perros ayuda a cambiar la idea de que los perros aprendieron
este concepto porque fueron domesticados. Los experimentos sugieren en cambio
que el comportamiento es probable se haya heredado de un antepasado común a los
lobos y los perros.
"Tiene mucho más sentido decir que esto sería
algo compartido de un antepasado común que decir que evolucionó dos veces, o
decir que vino de domesticación," añadió Essler.
Sin embargo, el impacto humano en los perros no
está totalmente ausente. Los perros que son mascota son menos sensibles a ser
tratados injustamente y es probable que sea debido a su experiencia con
nosotros. Los perros son más tolerantes quizás por nuestra culpa.
"Creo que está claro que esto se ve afectado
por la domesticación, así como su experiencia de vida con los seres humanos,
porque uno ve una diferencia entre los perros mascota y los perros que viven en
jaurías", dijo
Essler. "Parece que tener una experiencia de vida con los seres
humanos los hace más tolerantes a la desigualdad que proviene de los
humanos", finalizó.
FUENTES: BBC, SIMTHSONIAN
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