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En los
últimos 30 años ha habido un incremento pronunciado de cánceres a la piel que
se relaciona directamente con las costumbres de exposición al sol y el
marketing extendido de una piel bronceada. La realidad es que el deterioro
de la capa de ozono plantea nuevos desafíos para la prevención de cáncer a la
piel.
Es importante conocer que no solo la exposición directa al sol puede
generar cáncer de piel. Las famosas camas solares o de bronceado también son fuentes peligrosas de rayos UV que pueden disparar
este tipo de cáncer. “En
2009, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC),
argumentó que los rayos ultravioleta (UV) que emiten los dispositivos de
bronceado - las camas de bronceado y las lámparas - pertenecen a la lista
de las formas de radiación más peligrosas causantes del cáncer de piel”, explica el Dr. Martin Falla, cirujano oncólogo de mamas, piel y
tumores de Oncosalud.
¿Cómo es que los rayos UV de las camas solares pueden llegar a enfermar nuestra piel? ¿Hasta qué punto pueden ser causantes de cáncer? ¿Qué otros efectos desencadena este aparato? ¿Qué medidas debemos tomar ante ello? En el siguiente artículo Sophimanía te explica lo que tienes que saber sobre la relación entre el uso de camas solares y el cáncer a la piel, así como algunas recomendaciones sobre el tema.
¿Qué son las camas solares?
Las camas solares fueron diseñadas para conseguir un bronceado complementario al obtenido por exposición al sol. Fueron inventadas por el científico alemán Friedrich Wolff, quien investigaba el efecto de los rayos UV en los atletas. Sin embargo, su uso generalizado se impondría más adelante en los años noventa por la difundida imagen y creencia de que una piel bronceada por el sol es una piel atractiva y sana. Hoy en día se sabe que es justamente lo contrario.
Los riesgos que implica la exposición a los rayos UV en las camas o lámparas solares. Foto: Internet
¿Qué dice la
OMS?
La exposición
a la radiación ultravioleta es el factor de riesgo principal para la mayoría de
los cánceres de piel. La principal fuente de radiación ultravioleta o UV es el
sol. La radiación UV daña
el ADN de las células de la piel, generando daño en los genes que controlan el
crecimiento de las células de la piel y por ende pudiendo producir cáncer. Ya desde el año 2012 la radiación UV ha sido clasificada por la OMS
dentro del Grupo 1. ¿Qué significa eso?
Que se le considera un agente cancerígeno.
Para
entender mejor esta calificación, les explicamos que la clasificación
la realiza la Agencia
Internacional de Investigación del Cáncer (IARC, en inglés) que funciona
dentro de la OMS. En el grupo
1 están los agentes con evidencia científica suficiente para
considerar que pueden dar cáncer. En el grupo 2 están los
agentes que probablemente (2A) y posiblemente (2B) causen cáncer, según
estudios en humanos y en animales. En el grupo 3 están los
agentes que a la fecha no han sido probados que puedan originar cáncer.
Mientras que en el grupo 4 están los agentes que según la
evidencia científica disponible no se consideran de naturaleza cancerígena.
La radiación
UV pertenece al Grupo 1. Es decir, existe evidencia científica suficiente para
afirmar que es un agente cancerígeno y que el uso de camas solares puede
generar cáncer de piel. Especialmente el melanoma,
una enfermedad por la que se forman células malignas (cancerosas) en los melanocitos (células que
dan el color a nuestra piel).
El Dr. Falla, médico oncólogo, explica que existen dos grandes grupos de cáncer de piel, el melanoma y el no-melanoma. “El melanoma se desarrolla en los melanocitos, células que producen la melanina que le da color a la piel y que se encuentran en la epidermis. Y el no-melanoma se subdivide en espinocelular y basocelular, cuyo origen se encuentra en la exposición prolongada al sol de manera acumulativa por varios episodios de exposición sin la protección adecuada. No son tan agresivos ni metastásicos como el melanoma, pero pueden ocasionar graves daños en la superficie de la piel”.
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Tipo de rayos UV
Existen tres
tipos principales de rayos UV, con diferente longitud de onda: Ultravioleta A
(UVA), Ultravioleta B (UVB) y Ultravioleta C (UVC). Según American
Cancer Society, los rayos UVA envejecen a las células de la piel y pueden
dañar el ADN. Se asocian al daño de la
piel a largo plazo y al riesgo de algunos tipos de cáncer.
La mayoría de las camas bronceadoras emiten grandes cantidades de UVA.
Por su parte, los rayos
UVC tienen más energía que los otros tipos de rayos UV, aunque son absorbidos
por la capa de ozono, de modo que en ningún caso alcanza la superficie
terrestre.
Ahora bien, según cifras de la OMS, a nivel mundial la exposición excesiva a la RUV solar causó en el año 2000 la pérdida de aproximadamente 1,5 millones de AVAD (años de vida ajustados por discapacidad) y 60 000 muertes prematuras. La mayor carga de morbilidad causada por la RUV se debe a las cataratas, las quemaduras solares y los melanomas cutáneos malignos.
¿A esconderse del sol?
Pero ¿qué factores intervienen para que
los rayos ultravioletas sean dañinos? ¿Acaso esto significa que tendríamos que
escondernos del sol de ahora en adelante? No. El sol es una irremplazable
fuente de vitamina D para los humanos. La radiación UV en reducidas dosis es
beneficiosa para la piel humana. Como apunta la OMS, “bajas dosis de radiación
UV estimulan la generación de vitamina D, la cual es esencial para la salud del
ser humano”. Es recomendable exponerse 15 minutos al sol. Sin embargo, esta recomendación
no aplica para las camas solares.
Lo que hay
que tomar en cuenta es que la cantidad de tiempo de exposición a la radiación
UV es un factor de riesgo proporcional al riesgo de desarrollar cáncer de piel.
Esto mismo
se cumple para el tiempo de exposición en una cama solar. “Las personas expuestas a 10 sesiones de
bronceado, tienen un aumento significativo en la reparación de proteínas de la
piel que normalmente se asocian con el daño solar, lo que indica que la
radiación UV en salones de bronceado es tan peligrosa como los rayos UV del
sol. En el 2002, un estudio de Dartmouth Medical
School encontró que los
usuarios de camas solares tienen 2,5 veces más riesgo de tener carcinoma
de células escamosas y 1,5 veces más
riesgo de presentar carcinomas
basales. Sin embargo, aun con
todas estas pruebas, los salones de bronceado permanecen abiertos y
florecientes”, indica el Dr. Falla.
Además, entre las principales consecuencias de la exposición excesiva a la radiación UV están las lesiones oculares (fotoconjuntivitis, catarata), el envejecimiento prematuro de la piel y afectaciones a nuestro sistema inmunológico.
Foto: Internet
¿Y qué sucede en el Perú?
Frente a esta situación, el Congreso peruano aprobó en el año 2013 una ley (Ley N° 30102) que se refiere a la radiación UV por exposición al sol y no por exposición a otras fuentes como las camas solares. Tampoco existe un ente regulador de los niveles de radiación de las camas solares, ni medidas de control con relación al uso de estos aparatos. Aún cuando hoy en día el consenso científico se inclinan por evitar su uso.
Recomendaciones
(Fuente OMS)
- Usar camas solares bajo control médico en casos muy excepcionales. En estos casos se recomienda usar lentes con protección UV.
- La
radiación UV en reducidas dosis es beneficiosa para la piel humana. Es
recomendable exponerse 15 minutos al sol. Esto no aplica para las camas
solares.