Un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina de
Harvard y el Centro Médico Diaconisa Beth de Israel encontró que los placebos
pueden reducir el dolor de un paciente, incluso si saben que solo están tomando
un placebo, algo que en teoría no debería suceder.
En el estudio publicado en Pain,
los que tomaron placebo en combinación con otros medicamentos redujeron el
dolor en un 30 % en comparación con el 16 % de reducción del dolor que
experimentan aquellos que tomaron solo el placebo.
"Tomar una píldora en el contexto de la relación
médico-paciente, incluso si se sabe que es un placebo, es un ritual que cambia
síntomas y probablemente activa regiones del cerebro que modulan los
síntomas", explica Ted Kaptchuk, autor del estudio.
El equipo reunió a 97 personas que sufren de dolor crónico
de espalda baja, luego se les explicó qué es el efecto placebo y se les dividió
al azar en 2 grupos. El primer grupo debía tomar su tratamiento tradicional
para el dolor, mientras el segundo grupo tomó placebos en combinación con su
tratamiento tradicional.
Tres semanas después, el equipo volvió a reunirse con ambos
grupos para evaluar las diferencias en sus niveles de dolor desde el inicio del
experimento hasta el final. Para su sorpresa, el grupo que tomó placebos
reportó un 30 % en la reducción del dolor en dos categorías: dolor normal y
máximo dolor. El grupo que no tomó placebos solo redujo su dolor en 9 % para
dolor normal y 16 % para dolor máximo.
Mientras que el equipo no ofrece una hipótesis completa de
por qué los pacientes parecen reducir el dolor con una pastilla que no tiene
ese efecto y, además, estando conscientes de esto, Kaptchuk piensa que podría
tener que ver con estar inmerso en un nuevo tratamiento. El hecho de que los
pacientes se sientan atendidos e interactuar con el personal de salud, podría
ser la respuesta.
Aunque todavía hay mucho trabajo que hacer para entender los
factores subyacentes al efecto placebo lo que provoca, estas conclusiones
permitirán beneficiar a aquellos que sufren de problemas de dolor crónico al
ofrecer nuevos tratamientos para el futuro.
FUENTE: Science
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