Desde que se detectaron por primera
vez, hace casi una década, los científicos han estado tratando de descifrar el
origen de algunas de las señales más misteriosas en el Universo, las
ráfagas de radio rápidas o FRB por sus siglas en inglés.
De una duración de tan sólo
milisegundos, las FRB son aproximadamente mil millones de veces más luminosas
que cualquier cosa que hayamos visto en nuestra propia galaxia, y parecen estar
viajando a través de grandes distancias. Pero a pesar de haber detectado más de
una veintena de ellas, los científicos aún no están seguros de dónde vienen, o
lo que las causan.
Sin embargo, una investigación que
será publicada en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, (y accesible desde arXiv.org)
está descartando que el origen de estas misteriosas ráfagas sea la Tierra.
Aún hay varias hipótesis que descartar
antes de que podamos decir con certeza de dónde provienen los FRBs. Pero el
hecho de que ahora sabemos que la respuesta está en el espacio es importante. Principalmente
porque en 1998, se dio el caso de unos investigadores pensaron que habían
descubierto un nuevo tipo de señal de radio que venía del espacio, sólo para
descubrir 17 años más tarde que venía
de un horno de microondas en su centro de investigación.
La razón por la que el origen de
estas señales de radio es tan difícil de localizar es porque a menudo son
detectadas por telescopios de radio de un solo plato, los cuales pueden
"oír" sin proporcionar mucha perspectiva de dónde viene.
"Los radiotelescopios
convencionales tienen dificultades para establecer cuales transmisiones se
originan más allá de la atmósfera terrestre", dijo
uno de los investigadores del último estudio, Chris Flynn de la Universidad
de Tecnología de Swinburne en Australia. Por eso, para superar este problema y
descartar la interferencia terrestre de una vez por todas, los investigadores
utilizaron el
telescopio Molonglo en el Australian Capital Territory (ACT), el cual tiene
un área de recolección de alrededor de 18 mil metros cuadrados.
Esta enorme área de colección quiere
decir que el telescopio es ideal para detectar FRBs; pero también, debido a su
arquitectura, es incapaz de detectar señales provenientes de nuestra propia atmósfera.
Así que el equipo revisó los datos
del Molonglo para ver si podían encontrar rastros de FRBs, debido a que el
telescopio produce más de mil TB de datos cada día, esta fue una tarea
particularmente complicada. La idea era que si el telescopio había detectado
las señales, entonces debían venir del espacio exterior.
Finalmente, descubrieron tres
nuevas señales de FRBs en los datos del telescopio, que coincidieron
perfectamente con las señales que habían
sido captadas anteriormente, lo que indica que no podrían venir de la
Tierra. Estas conclusiones respaldan los hallazgos de principios de este año,
cuando investigadores identificaron la fuente de un FRB en una diminuta galaxia
enana a más de 3 mil millones de años luz de la Tierra.
Pero por ahora, se desconocen las
fuentes de los tres FRBs recién descubiertos, excepto por el hecho de que no
son terrestres. Los datos sugieren que vienen de la dirección de las constelaciones Puppis e Hydra.
Ahora, los científicos están
actualizando el telescopio Molonglo con la esperanza de que tenga más poder en
el futuro, para incluso llegar a identificar los orígenes de estas ráfagas.
"Saber de dónde provienen las explosiones es la clave para entender lo que
las causa. Sólo una ráfaga se ha relacionado con una galaxia específica", dijo
la investigadora principal Manisha Caleb. "Esperamos que Molonglo haga
esto por muchas más ráfagas", finalizó.
FUENTE: SCIENCEALERT,
EUROPAPRESS
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