Un día como hoy, 27 de enero, hace cincuenta años, la
agencia espacial estadounidense (NASA) vio su primera tragedia: los tres
astronautas que iban a tripular el Apolo 1 murieron durante la explosión del
módulo durante un ensayo en Cabo Cañaveral (Florida). Este fracaso retrasó el
programa espacial estadounidense.
Virgil Grissom, el piloto Edward White y el también piloto
novato Roger Chaffee estaban corriendo una simulación de despegue de la cápsula
Apolo en el cohete Saturno, el 27 de enero de 1967. En ese momento la cápsula
se incendió, subió la temperatura y los trajes de los astronautas quedaron sin
suministro de oxígeno, lo que hizo que murieran por asfixia.
EL fuego se produjo por una falla en el sistema eléctrico,
pero detrás de ellos encontraron deficiencias de seguridad y antiincendios en
la cabina que contribuyeron a la muerte de los ocupantes del módulo.
“Los tres astronautas del Apolo 1 perecieron en un trágico
incendio en la cabina, pero de su muerte hemos aprendido importantes lecciones
para inspirar a las generaciones futuras y continuar” la exploración y las
misiones espaciales, dijo Thad Altman, presidente de la fundación Conmemorativa
de los Astronautas del Centro Espacial Kennedy.
Robert Cabana, exastronauta y director del Centro Espacial
Kennedy de la NASA en Cabo Cañaveral, cree que es importante aprender del
pasado para “crear y mantener una cultura de confianza y transparencia», lo que
resulta «crítico para el éxito” de las misiones espaciales.
En el homenaje que hizo la NASA estuvo presente el
exastronauta Michael Collins, comandante y piloto de la misión Apolo 11, la
primera en la historia que aterrizó en la Luna. A pesar de la tragedia, el programa
continuó y el 16 de julio de 1969, en la nave Apolo 11, a los astronautas Neil
Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins llegaron a la Luna.
“No murieron en vano. Hicieron posible el aterrizaje en ese
satélite y nunca olvidaremos a esa magnífica tripulación”, afirma John Tribe,
ingeniero del equipo del Apolo 1, quien relató cómo se vivió la tragedia en la
sala de control. Admite que fue de responsabilidad colectiva y que le cambió la
vida a todos.
Otras tragedias han manchado la historia de la NASA: el
transbordador Challenger, en 1986, estalló 75 segundos tras su despegue desde
el centro espacial con siete personas a bordo. Y la tragedia del Columbia, en 2003,
que se desintegró al regreso de una misión científica exitosa, también con una
tripulación de siete astronautas que jamás volvieron a casa.
FUENTE: ABC