Cuando uno piensa en
contaminación del aire, lo primero que se le viene a la mente es China, India
o algunas ciudades del África subsahariana. Sin embargo, a pesar de los
estrictos controles ambientales, Europa también tiene problemas de
contaminación que están causando estragos en su población.
De acuerdo a la Agencia
Europea de Medio Ambiente (AEMA), cerca de 467.000 muertes prematuras están
siendo causadas por la contaminación del aire en Europa cada año. Siendo las
personas que viven en zonas urbanas las que están bajo más riesgos, ya que el
85% de ellas están expuestas a partículas finas (PM2.5) niveles considerados
nocivos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Estas partículas son demasiado
pequeñas para poderse ver u oler, pero tienen un impacto devastador en la salud
de las personas. Un nivel de PM2.5 puede causar o agravar enfermedades cardíacas,
asma y cáncer de pulmón.
Según
cifras de la AEM, más de 430 mil personas murieron prematuramente debido a
PM2.5 en 2013 en la Unión Europea (UE). Para el 2016 el dióxido de nitrógeno
(NO2), emitido por vehículos y calderas de calefacción central, está causando
unas 71 mil muertes prematuras al año y el ozono a nivel del suelo (O3) también
está matando a unas 17 mil personas anualmente.
Los países más golpeados por
la contaminación son las
naciones de Europa del Este como Bulgaria, Polonia y la República Checa, donde
el carbón es una fuente importante de producción de electricidad. Estos países tienden
a situarse en el fondo de las medidas de calidad del aire, según la AEMA.
Técnicamente, la calidad del
aire europeo mejoró entre el 2000 y 2014. Los niveles de PM10 (otra diminuta partícula
contaminante) cayeron en un 75% de los lugares controlados por la AEMA. Las
concentraciones de PM2.5 también disminuyeron en promedio entre 2006 y 2014. Pero,
según el director
ejecutivo de la AEMA, Hans Bruyninckx, "los daños inaceptables a la
salud humana y al medio ambiente" siguen siendo abundantes.
Las partículas PM pueden
contener humo, polvo, hollín, metales, nitratos, sulfatos, agua y caucho de los
neumáticos y tienen la capacidad de penetrar profundamente en los pulmones,
causando irritación e inflamación, y algunos pueden llegar al torrente
sanguíneo.
Las enfermedades del corazón y
las afecciones de los pulmones suelen estar relacionadas con la inhalación de
la contaminación del aire, pero también pueden dañar el hígado, el bazo, el
sistema nervioso central, el cerebro y el sistema reproductor.
PM2.5 y PM10 pueden aumentar
la susceptibilidad a patógenos virales y bacterianos, desencadenando neumonía
en personas vulnerables. Los niños son más susceptibles enfermarse debido a la
contaminación del aire. Un
estudio importante llevado a cabo durante seis años encontró que los niños
que viven en zonas altamente contaminadas de las ciudades tienen hasta un 10%
menos de capacidad pulmonar de lo normal, y el daño puede ser irreversible.