Los bonobos son la especie más parecida al hombre.
Investigadores del Instituto Max Planck en Leipzig, Alemania, han descubierto
que las hembras de bonobo logran apaciguar a los machos al “engañar” sobre sus
periodos fértiles y así evitar la competencia sexual. El estudio se publicad en
BMC
Evolutionary Biology.
En las épocas de ovulación, a las hembras se les hinchan los
genitales, sin embargo, lograrn mantener sus genitales inflamados hasta 31 días
independientemente del momento del ciclo reproductivo, y esto reduce la
competencia entre los machos.
Esta hinchazón indica a los machos que las hembras están
listas para aparearse, pero esto no es un buen indicador en los bonobos. “Las
hinchazones sexuales de las hembras de bonobo aparecen para enviar mensajes
contradictorios a los varones, por lo que resulta mucho más difícil para ellos
coordinar con éxito sus esfuerzos de apareamiento”, explica la autora principal
del estudio, Pamela Heidi Douglas, del Max Planck.
“A veces las hembras anuncian que son fértiles cuando no
están ovulando y por lo tanto es poco probable que conciban. Durante otros
ciclos, las hembras no mostraron que eran fértiles a pesar de que estaban
ovulando”, continua.
Estas observaciones durante 3 años en la comunidad de
bonobos salvajes en Luikotale, Parque Nacional de Salonga, en la República
Democrática del Congo, les permitieron a los investigadores llegar a esa conclusión.
Si los indicadores de ovulación son menos precisos, se vuelve más difícil para
los machos predecir cuándo la hembra está ovulando y elegir con precisión el
momento para intentar aparearse.
No se sabe por qué las hembras hacen esto, pero los científicos
creen que las tácticas de apareamiento agresivas y coercitivas en las que se
vigila a la compañera pueden no ser beneficiosas para las estrategias de apareamiento
en esta especie. Para saber en qué momento aparearse, los machos tendrían que
dependen de otras señales, como llamadas vocales o formas de comportamiento.
Otra forma sería pasar más tiempo con las hembras en lugar
de competir con otros machos por la oportunidad de un encuentro sexual. Los
autores sugieren que si los machos ya no pueden confiar en los hinchazones
sexuales como signos de fertilidad y las hembras son libres de elegir pareja
sin ser coaccionadas, esto podría haber conducido a la dominación femenina en
esta especie.
FUENTE: ABC