En la desembocadura del río Queule, en Chile, se encontraron
más de mil toneladas de sardinas muertas y en estado de putrefacción.
El gobierno chileno la acaba de declarar "zona de
riesgo sanitario inminente". Es la segunda vez que sucede en menos de un
mes y todavía no se conocen las causas de este fenómeno, explica Lucía Blasco
para BBC Mundo.
Las autoridades aseguran que se trata de 1.200 toneladas, pero
los vecinos de la zona estiman que serían unas 40.000. Una de las causas podría
ser los cambios bruscos de temperatura y salinidad del agua. "A un recurso
pelágico (de las aguas superficiales), como la sardina, le puede afectar los
cambios bruscos de temperatura, la salinidad o la falta de oxígeno
(asfixia)", dice Laura Farías, del Departamento de Oceanografía de la
Universidad de Concepción.
Sin embargo, "tampoco el fenómeno de El Niño parece
tener injerencia", debido a que el lugar donde aparecieron los peces está
lejos de afectarse por el cambio de temperatura en las corrientes del océano
pacífico. "Está muy lejos del Pacífico ecuatorial y no se han detectado
fenómenos semejantes a lo largo de las costas de Perú o Chile".
Pero una de las causas posibles sería la dieta de las
sardinas: "dada su forma de alimentación herbívora, podría deberse al
consumo de fitoplancton tóxico", advierte la científica. "Otra
potencial causa es que la zona de mortandad es la de mayor descarga de ríos y
hay industrias sobre sus riberas", dice Farías.
Los expertos dicen que es muy complicado predecir este tipo
de catástrofes. Blanco explica que los especialistas indican que la culpable
podría ser la empresa de elaboración de pasta de celulosa, Celco, pero no hay
pruebas confirmatorias. “Algunos otros investigadores también barajaron la
posibilidad de falta de oxígeno, fenómeno natural asociado a corrientes marinas",
explica Farías.
De acuerdo con la oceanógrafa, una vez sucede el desastre,
"ya es muy difícil determinar si fueron causas naturales o antrópicas (acción
humana). Creo que lo mejor es instalar boyas oceanográficas. El Centro de
Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) ha desarrollado una boya que mide
variables químicas, como PH, nutrientes y clorofila, además de las tradiciones".
FUENTE: BBC