Imagina que un tren fuera de control está acelerando hacia
un grupo de 5 personas que se encuentran sobre el riel. Tú estás cerca de
ellos, al lado de un hombre alto y robusto. Si empujaras a este hombre sobre
las rieles, su cuerpo detendría el tren y salvarías a las 5 personas. Él moriría
pero las 5 quedarían ilesas. ¿Lo empujarías?
De acuerdo con un nuevo
estudio publicado en la APA de más de 2.400 participantes, que llevó a cabo
David Pizarro de la Universidad de Cornell, la forma de contestar el
"dilema del tren" puede tener un gran impacto en la popularidad y la
confianza.
Si contestas que sí lo empujarías, salvando así la mayor
cantidad de vidas sacrificando a una, estarías usando una lógica
consecuencialista moral. Es decir, estarías maximizando el bien a pesar de
causar un daño. Pero si dices que no lo
empujarías, porque matar a alguien es incorrecto, estarías tomando un camino
deontológico, es decir, centrado en las normas, porque matar es malo.
¿Cuál eliges? Estadísticamente, más gente piensa que es un
error empujar al hombre desde el puente para salvar a los otros cinco. Algunos
estudiosos han argumentado que esta respuesta deontológica de hacer el bien según
las normas surge de respuestas emocionales "irracionales". Sin
embargo, pensamos que podría haber otra explicación: Si las personas se
adhieren a las normas y reglas morales, esto los hace más populares y mejores interlocutores
sociales.
En el transcurso de la evolución humana, esto podría
favorecer a un tipo de pensamiento moral, mientras que perjudica a otras
personas. Así, en lugar de reflejar un pensamiento irracional o emocional,
hacer juicios morales basados en reglas podría ser una característica
adaptativa de nuestra mente. A lo largo de nueve experimentos, se encontró que
las personas que tomaron el enfoque deontológico ante el dilema del tren fueron
vistos como “más fiables” que los que abogaban por un enfoque más flexible,
consecuencialista.
Pero esto no es toda la historia: decidir si sacrificar o no a una persona inocente no era lo único que importaba. También se encontró que la forma en que se tomaba la decisión fue crucial. Los que decidían sacrificar una vida para salvar a cinco y admitían que la decisión había sido difícil gozaban de mayor confianza que el resto.
Estos hallazgos no solo ayudan a explicar la forma en que tomamos decisiones morales, sino también cómo estos juicios juegan un rol en el intercambio social. Estos resultados podrían ayudar a esclarecer por qué las personas se sienten atraídas por líderes políticos que comunican mensajes simples basados en reglas morales.
Consideremos, por ejemplo, un político que dice que el matrimonio gay debería ser legal porque el matrimonio es un derecho fundamental en una sociedad justa y democrática (una perspectiva deontológica). Esta persona será probablemente mejor vista que una que diga que el matrimonio gay debería ser legal porque es bueno para la economía (una perspectiva más consecuencialista). Claro, menos en el Perú.
FUENTE: IFL
Science