Marginar y discriminar a los inmigrantes y culturas
tradicionales contribuye significativamente a la radicalización, sugiere un
nuevo estudio presentando en la 125ª Convención Anual de la American
Psychological Association en Washington.
Dos encuestas que involucran a aproximadamente 400 inmigrantes
musulmanes que viven en Estados Unidos y Alemania muestran que las actitudes prejuiciosas
hacia ellos los vuelven susceptibles a las causas extremistas. "Las
experiencias de discriminación empeoran la situación", dice la psicóloga
social Sarah Lyons-Padilla de la Universidad de Stanford.
El equipo de Lyons-Padilla realizó una encuesta en línea a
198 inmigrantes musulmanes que viven en los Estados Unidos, preguntándoles qué
tan conectado se sienten con su cultura y con los valores estadounidenses, y
qué tan bien se habían integrado a su nuevo hogar. Además, a los participantes
se les dio una situación hipotética a considerar: la existencia de un grupo
fundamentalista imaginario formado por jóvenes musulmanes, con el objetivo de
defenderse del maltrato racista en los Estados Unidos.
Aunque nunca se dijo explícitamente que este grupo compuesto
tolerará o perpetuará la violencia, a los participantes se les dio la impresión
de que los activistas apoyaban acciones extremas cuando era necesario. A los
encuestados se les preguntó en qué medida podían imaginar a sus amigos y a su
círculo social simpatizando con los objetivos y valores de este grupo
hipotético, y si tendrían probabilidades de llevar a cabo acciones ilegales o
violentas para ayudar a su agenda.
Las respuestas a la encuesta indicaron que, en general, el
apoyo al extremismo era muy bajo, lo que va acorde a investigaciones pasadas
que han encontrado que la mayoría de musulmanes no tiene ideas radicales y
violentas. Sin embargo, en una pequeña minoría, la encuesta mostró que un
sentimiento de marginación y discriminación podía predecir sentimientos de
insignificancia, lo que a su vez aumentó la atracción hacia los grupos
fundamentalistas y su comportamiento extremo.
Según Lyons-Padilla, los hallazgos refuerzan el trabajo del
investigador Arie Kruglanksi de la Universidad de Maryland, quien previamente
ha explorado las motivaciones psicológicas de los terroristas. "Kruglanski
[propuso] una teoría especialmente convincente: las personas se convierten en
terroristas para restaurar un sentido de significación en sus vidas, un
sentimiento que les importa. Las organizaciones extremistas como Isis son
expertas en dar a sus reclutas ese sentido de propósito, a través del estatus,
el reconocimiento y la promesa de recompensas eternas en la vida futura".
Para ayudar a contrarrestar la amenaza de las organizaciones
extremistas, Lyons-Padilla argumenta que necesitamos disminuir su atractivo
ante los inmigrantes marginados, y el primer paso para hacerlo es no hacerlos
sentirse mal recibidos ni apreciados en sus hogares adoptivos. Por el
contrario, cosas como la retórica anti-islámica, las prohibiciones a los
musulmanes que viajan y el aumento de la vigilancia de las comunidades
musulmanas no limitarán el extremismo, sino que lo fomentarán.
En opinión de los investigadores, no se trata solo de que la
islamofobia sea perjudicial y moralmente incorrecta. Al aceptar y promover la
inclusión estamos sembrando los cimientos de una sociedad más segura, no solo
una más justa y mejor. "Podemos hacer que sea más difícil para los
terroristas reclutar más adeptos, simplemente haciendo que se sientan más
cómodos en su nuevo hogar", explica Lyons-Padilla.
FUENTE: ScienceAlert
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