Debido a los resultados de las últimas elecciones en los Estados Unidos se ha hablado
mucho acerca de las razones por las que ganó el candidato republicano Donald Trump, a pesar de haber demostrado en
múltiples ocasiones su poca preparación para el puesto.
Nate Silver, un
estadista estadounidense, realizó un análisis de los 981 condados de Estados
Unidos. Este análisis minucioso nos permite identificar algunas variables que
habrían determinando la forma en que votaron los electores estadounidenses.
En comparación con las anteriores elecciones, Clinton perdió
terreno en relación con Obama en 47 de los 50 condados donde hay menos
educación. En la elección del 2016, en las mismas zonas, Clinton hizo un
promedio de 11 puntos porcentuales, mientras Trump ganó avasalladoramente.
¿Cómo sabemos que la configuración final de los votos estuvo influenciada por los niveles de educación y no por el nivel socioeconómico? Es
complicado, ya que existe una correlación bastante fuerte entre el ingreso y la
educación. Sin embargo, existen algunos lugares donde los niveles de
educación son altos, pero los ingresos son promedios o por debajo del promedio.
En la mayoría de Estados más educados, Clinton ganó,
incluso, con niveles más altos que Obama en las elecciones pasadas. Sin
embargo, en los llamados condados de “clase obrera blanca”, donde la mayoría
tiene ingresos promedio o por debajo de la media, hay resultados dispares. Clinton
ganó en Nashville (Tennessee) y en Asheville (Carolina del Norte), lugares con
reputación de ser “refugios intelectuales y culturales”, pero no son realmente
ciudades universitarias.
También hay algunos condados donde los ingresos son altos,
pero los residentes no son particularmente bien educados. En estos lugares
(donde la población es mayoritariamente blanca) ganó Trump. Long Island y
Staten Island podrían ser casos peculiares porque los votantes tenían afinidad
cultural con Trump, que creció en Queens, pero con mayor nivel educativo, esos
Estados se inclinaron por Clinton.
A Trump le fue mejor en zonas donde menos del 35 % de la
población tiene títulos universitarios y la mayoría de la población es blanca,
incluso en zonas donde hay mayor ingreso económico, pero no necesariamente
tienen pretensiones culturales o académicas. Por el contrario, a Clinton no le
fue tan bien en las comunidades de minorías con niveles de educación más bajos.
A Trump sí le fue bien entre los votantes latinos y negros en comparación con
Romney (el anterior candidato republicano), y vale la pena investigar
divisiones dentro de esas comunidades en lugar de tratar sus votos como
monolíticos.
Las estadísticas parecen revelar que los niveles educativos son el factor crítico en la predicción de cambios en el voto entre 2012 y 2016.
¿Cuál es la explicación más probable? Los niveles
de educación pueden ser un sustituto de la hegemonía cultural. La academia, los
medios de comunicación y los sectores de las artes y del entretenimiento están
cada vez más dominados por personas con una visión liberal y multicultural del
mundo, y los puestos de trabajo en estos sectores casi siempre requieren
títulos universitarios. La campaña de Trump pudo haber representado un
contragolpe hacia estas élites culturales.
El nivel educativo puede ser un mejor indicador del
bienestar económico a largo plazo, que los ingresos de los hogares. Los empleos en la industria automotriz a menudo pagan bien
aunque no requieran títulos universitarios, por ejemplo, pero también tienen mayores
riesgo potenciales de ser en un futuro automatizados, es decir, no son trabajos estables.
Además, los niveles de educación tienen cierta relación con
la raza, aunque la causalidad no está clara, explica Silver (una pista: en el racismo
histórico está la clave). Sin embargo, los votantes afroamericanos (es especial
las mujeres) votaron en su mayoría por Clinton, así que el factor racial y de
género también han influido en estas elecciones.
Los niveles de educación tienen fuertes relaciones con los
hábitos de consumo de los medios de comunicación, lo que puede haber sido
decisivo para los votos, sobre todo teniendo en cuenta la disminución general
de la confianza en los medios de comunicación.
Trump parece haber resonado más entre las personas con
niveles de educación más bajos en comparación con el enfoque más esperanzador y
más cerebral de Clinton. Para Silver, la brecha educativa está desintegrando al
electorado estadounidense y derrumbando coaliciones políticas que habían estado
en su lugar durante muchos años.
No olvidemos que estos datos están basados en asociaciones
estadísticas y no nos brindan información causal, sin embargo, nos sirven para analizar el comportamiento del votante estadounidense, y claro, para explorar la coyuntura social que vive este país tan diverso en los últimos años.
¿Cómo ser vería un análisis así en el votante peruano?, por curiosidad, no más.
FUENTE: Five
Thirty Eight