Lucy es un espécimen de Australopithecus afarensis, uno de
los parientes humanos más antiguos y completos que se han encontrado. Su
esqueleto tiene una edad de 3.2 millones de años y fue encontrado en Etiopía
hace 42 años.
Un nuevo estudio publicado en PLOS
ONE revela que Lucy trepaba árboles, cuenta Christopher Ruff, autor del
estudio, profesor de anatomía funcional y evolución en la Escuela de Medicina
de la Universidad Johns Hopkins.
El estudio indicaría que Lucy podría haber anidado en los
árboles por la noche para evitar a los depredadores. Al tener un sueño de 8
horas y, de vez en cuando alimentarse sobre los árboles, parece que pasó gran parte
de su tiempo en las ramas, incluso más que en el suelo.
En un estudio
anterior, John Kappelman, de la Universidad de Texas en Austin, quien contribuyó
al nuevo estudio de Ruff, publicó pruebas de que Lucy había muerto después de
caerse de un árbol. El estudio se basó en pruebas de fracturas que muchos
paleontólogos encontraron circunstanciales, algunos, incluso, se oponían
visceralmente a la noción de que habría subido a un árbol en primer lugar.

El problema reside en los huesos de Lucy: su cuerpo muestra
rasgos morfológicos entre el de un chimpancé moderno y un humano moderno. Su
parte inferior del cuerpo parece adecuada para caminar, pero su tronco y
miembros tienen adaptaciones primitivas para escalar. Algunos científicos
sostienen que estas características de Lucy son simplemente restos de un
antepasado, vestigios que ya no usaba, sin embargo, el nuevo estudio supera
este problema. Utilizando escaneo de alta tecnología para examinar mejor los
huesos de Lucy, los científicos encontraron características que se deberían a
que Lucy, de hecho, sí subió a los árboles.
Ruff encontró que los huesos del brazo superior estaban
fuertemente constituidos en relación con sus piernas. Para él, eso es una clara
señal de que pasó buena parte de sus días en las ramas. "Ciertamente no
creo que estuviera jugando al tenis", dice. "La explicación más
probable es que estaba usando los árboles de una manera significativa. No se
obtienen huesos fuertes del brazo haciendo unos cuantos ejercicios a la
semana". También encontró signos en las caderas que demuestran que caminó
con una marcha ineficaz y oscilante, sugiriendo que no caminaba tanto.
Algunos científicos apoyan esta idea. Sergio Almécija de la
Universidad George Washington, que no participó en el nuevo estudio, entiende
que "algunas características primitivas tomarían tiempo para desaparecer,
pero hay rasgos primitivos en todo el cuerpo de Lucy. Hay poblaciones de seres
humanos modernos que suben a los árboles todo el tiempo para buscar forraje, y
no vemos sus cuerpos como adaptados por a la escalada, sin embargo lo hacen. Es
difícil para mí creer que Lucy no subió a los árboles en absoluto”.
Ruff espera que estos nuevos datos hagan que algunos
científicos cambien de idea. "Me gustaría que la gente vea la evidencia y entienda
que no todo es blanco y negro", dice. "No significa que ella fuera
como un chimpancé, obviamente no lo era, pero tampoco era como nosotros exactamente".