De acuerdo a un estudio
de la Universidad de Michigan, las empresas de transporte compartido como
Uber y Lyft podrían estar cambiando lo que el público piensa sobre poseer autos.
El análisis se realizó en la
ciudad de Austin, Texas, EEUU entre mediados del 2016 y comienzos de este año
cuando Uber y Lyft fueron impedidas de operar dentro de sus límites. El efecto
fue bastante brusco. De los 1.840 antiguos clientes de Lyft y Uber en Austin que
fueron encuestados, un 41% dijo que volvió a usar sus propios vehículos para
desplazarse por la ciudad.
Sorprendentemente, solo alrededor
del 9% de los encuestados dijeron que en realidad salieron y compraron su
propio automóvil. Un gran porcentaje restante cambió a compañías de trasporte
compartido más pequeñas. Sólo el 3% de las personas encuestadas dijo que
comenzó a usar el transporte público.
Los autores del estudio tienen
cuidado de señalar que sus resultados no necesariamente significan que las
personas a las que se les niega el acceso a estos servicios comenzarán a usar más
sus autos, o en todo caso, a comprar nuevos.
La data solo muestra lo que le
sucedió a una pequeña porción de usuarios en Austin. Pero es una indicación
interesante de que Uber, Lyft y otras compañías de servicios compartidos tienen
un impacto significativo en el comportamiento de las personas.
Una de las consecuencias que los
especialistas más suelen mencionar es que en
el futuro nadie será dueño de sus propios autos, sino que la gente
pertenecerá a “clubes” de vehículos autónomos a los cuales podrá llamar con una
app. Esta predicción tiene sentido si se toma en cuenta que los autos son
aparatos que pasan la mayor parte de su tiempo útil estacionados y que la gente
cada vez usa más servicios de transporte compartidos.
De acuerdo a estudios realizados por Deloitte, personas que viven en áreas urbanas están considerando cada vez menos comprar un auto “porque no tiene sentido para ellos”. El Foro Internacional de Transporte realizó un estudio en Lisboa, Portugal y encontró que las necesidades de movilidad durante horas pico podrían ser cubiertas con tan solo el 35% de la capacidad actual e de autos; y el resto del tiempo con tan solo el 10% de su capacidad. Esta cantidad incluso disminuye si el uso de vehículos autónomos es compartido por más usuarios.
FUENTE: MIT REVIEW,
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