Los medios sociales representan la suprema ascendencia de la
televisión sobre otros medios, explica Hossein Derakshan, analista de medios,
para Technology
Review.
“He estado advirtiendo esto desde noviembre de 2014, cuando
fui liberado de seis años de encarcelamiento en Teherán, un castigo que recibí
por mi activismo en línea (…) cuando salí de la cárcel y volví a internet, fui
confrontado con un valiente nuevo mundo. Facebook y Twitter habían reemplazado
a los blogs y habían vuelto Internet como la televisión: centralizada y
centrada en la imagen, con contenidos incrustados en imágenes, sin enlaces”,
escribe.
Para Derakshan, al igual que la televisión, internet ahora amplifica
nuestras creencias y hábitos existentes. Nos hace sentir más que pensar y el resultado
es una sociedad profundamente fragmentada, impulsada por las emociones y
radicalizada por la falta de contacto y desafío desde el exterior.
El estudioso de los medios de comunicación de la Universidad de Nueva
York, Neil Postman, publicó un libro en 1985 titulado Amusing Ourselves to Death: Discurso Público
en la Era del Show Business, en el que explica cómo la televisión transformó el
discurso público en un intercambio de emociones volátiles que son usualmente
confundidas por los encuestadores como una opinión.
El problema con el Internet de hoy, es que no solo comparte
muchos de los males de la televisión sino que también crea otros nuevos. La
diferencia entre la televisión tradicional y la forma de televisión que se ha
reencarnado en el internet es esta última es un medio personalizado. La
televisión tradicional todavía conlleva un cierto grado de sorpresa. Lo que se
ve en las noticias de televisión sigue siendo elegido por los directores de los
noticieros.
Los medios sociales, por el contrario, utilizan algoritmos
para fomentar la comodidad y complacencia, ya que todo su modelo de negocio se
basa en maximizar el tiempo que los usuarios pasan dentro de él. ¿A quién le
gustaría estar en un lugar donde todo el mundo parece ser negativo, malo y
desaprobador? El resultado es una proliferación de emociones, una
radicalización de esas emociones, y una sociedad fragmentada. Esto es mucho más
peligroso para la idea de democracia basada en la noción de participación
informada, explica Derakshan.
Y ¿qué se puede hacer? “Para empezar, necesitamos más texto
que videos para seguir siendo animales racionales”, excribe Derakshan. La
tipografía, como Postman describe, es en esencia mucho más capaz de comunicar
mensajes complejos que provocan el pensamiento. Esto significa que debemos
escribir y leer más, vincularnos más frecuentemente, ver menos televisión y
menos videos, y pasar menos tiempo en Facebook, Instagram y YouTube.
Ayuda seguir a personas o páginas que nos motiven a leer
más, también es recomendable seguir algunos medios que no nos gusten con el
motivo de darle variedad a lo que vemos, finaliza
FUENTE: Technology
Review