Antes que nada se debe aclarar
que la velocidad con la que se están adoptando los autos eléctricos y los
vehículos autónomos no es tan rápida como, a veces, puede parecer. Por eso,
estas tecnologías, y sus consecuencias en la sociedad, tardarán un poco en
hacerse sentir. Sin embargo, una vez que lleguen podrían transformar el mundo.
Benedict Evans, socio de la
firma de capital riesgo de Silicon Valley, Andreessen Horowitz, y que no es
ajeno al análisis de tendencias tecnológicas, ha
publicado algunas reflexiones sobre lo que él llama efectos colaterales que
sentirán en las carreteras norteamericanas.
Por ejemplo la electrificación.
Perder el motor de combustión interna será bueno para el planeta. Sin embargo,
como señala Evans, ese no es el único cambio que ocurrirá: con el motor
desaparecerán las gasolineras, los talleres mecánicos y toda la infraestructura
y puestos
de trabajo que rodean al automóvil. Además, en esa línea de pensamiento, se
crearán nuevos empleos que actualmente no existen.
En cuanto a los vehículos autónomos,
todas las empresas que participan en esta naciente industria aseguran que serán
más seguros y que no estrellarán con la frecuencia con la que lo hacen los
humanos.
Pero los beneficios de un
automóvil que se conduce solo no se limitan a transportar a la gente de un punto
a otro, también puede estacionarse solo en algún lugar considerado generalmente
demasiado inconveniente para los pasajeros humanos, listo para ser llamado
cuando sea necesario. Eso significa que los grandes espacios actualmente usados
como estacionamientos podrían ser reutilizados, quizás por el mercado
inmobiliario.
Estos son sólo un par de los
ejemplos que Evans proporciona, y hay mucho más a considerar. También traza las
ramificaciones a gran escala para la
industria de la electricidad, ya que los sistemas de almacenamiento solar
en el hogar para la carga del automóvil ayudan a resolver el problema de la
demanda máxima.
Por otro lado, el hecho que
los vehículos autónomos puedan recorrer mayores distancias sin el agotamiento
del conductor, puede generar enormes cambios en el sector del transporte
público. Uno de estos cambios es que los autos pasen a ser un bien común, que
podría ser compartido y requerido on
demand, finalmente es un aparato que pasa el 90% del tiempo estacionado.
Pero lo que es realmente
interesante es la combinación de estos resultados. En un país sin gasolineras y
estacionamientos en el interior de la ciudad, donde el transporte on demand rivaliza con el transporte
público y los accidentes automovilísticos son inexistentes, el paisaje urbano
se redefine.
En Europa, por ejemplo, la
mayoría de las ciudades son mucho más antiguas que los autos, y siempre se
construyeron para los peatones. Por eso, estas podrían regresar sin mayor
problema a su origen. Pero las ciudades americanas, se han diseñado alrededor
de los autos. Eso significa que la forma en que se utilizan podría cambiar por
completo.
FUENTES: MIT
REVIEW, BEN-EVANS
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