Más del 80% de la población
mundial vive bajo un cielo con contaminación lumínica, sugiere un estudio. Los
científicos explican en la revista Advanced
Science cómo se utilizaron tanto mediciones terrestres como datos de satelitales
para crear un atlas de un mundo iluminado por las luces artificiales.
El estudio revela que las
poblaciones de Singapur, Kuwait y Qatar experimentan los cielos nocturnos más
brillantes. Y al otro lado del espectro, las personas que viven en Chad,
República Centroafricana y Madagascar son los menos afectados por la contaminación
lumínica.
El Dr. Christopher Kyba, del Centro de Investigación Alemán de
Geociencias en Potsdam, dijo “La luz
artificial en nuestro medio ambiente proviene de muchas y distintas fuentes. Las
luces del alumbrado público son un componente muy importante, pero también
tenemos las luces de las ventanas en nuestra hogares y negocios, los faros de
los vehículos y vallas publicitarias iluminadas, etc.".
El mapa de brillo revela que
el 83% de la población mundial y el 99% de los europeos y las personas en los
EE.UU., viven bajo un cielo casi un 10% más brillante que su estado natural.
Para algunos, el brillo artificial es aún mayor, dijo el Dr. Kyba. "Alrededor
del 14% de la población mundial nunca usa su visión nocturna," explicó.
"La noche es tan brillante que utilizan su visión de
percepción del color diurna para mirar el cielo".
En Singapur, toda la población
vive bajo este nivel extremo de brillo artificial, y es un problema que afecta
a muchas otras partes del mundo. "El 20% de las personas en Europa y el
37% de las personas en los EE.UU. no utilizan su visión nocturna," dijo el Dr. Kyba.
"Es realmente un número enorme."
Los investigadores advierten
que las noches que nunca llegan a ser más oscuras que el crepúsculo están
afectando a los animales nocturnos, mientras que en los seres humanos, la
tendencia se ha relacionado con trastornos
del sueño y otras enfermedades.
Kyba dijo que mientras que la
iluminación era importante para el desarrollo y la seguridad, la tecnología necesita
mejorar. "Hay una gran cantidad de luces públicas que no están
particularmente bien diseñadas", explicó. "Iluminan
áreas que no son útiles, hacia el cielo, por ejemplo, donde no es útil para nadie.
Hay una gran diferencia entre tener una calle bien iluminada, lo que significa
que todo el mundo puede moverse fácil y seguramente; y una calle extremadamente
luminosa, lo que podría significar que hay demasiada luz y que no está ayudando
a nadie".
La investigación sugiere que
las luces que están bien direccionadas, o que se pueden atenuar o apagar
mientras no se usan, podrían ayudar a reducir la contaminación lumínica, así
como ahorrar energía. Los investigadores añaden que la contaminación lumínica
está obstaculizando la astronomía: una tercera parte del mundo ya no puede ver
la Vía Láctea.
FUENTES: BBC, TECHINSIDER