Zygmunt Bauman acaba de fallecer a los 91 años. Toda una referencia
de la sociología, toda su vida se encargó de denuncia la desigualdad creciente,
desacreditando la política y exponiendo sus ideas fatalistas sobre la
revolución digital.
En 1999 planteó la idea de la “modernidad líquida”, que
implica que todo lo que era sólido se ha licuado, y que nuestros “acuerdos son
temporales, pasajeros, válidos solo hasta nuevo aviso”. Es una crítica a la
sociedad actual donde todo es momentáneo y pasajero. Se le considera un
pesimista. Uno de sus libros, ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos?
(2014) habla del alto precio que se paga
hoy por el neoliberalismo triunfal de los ochenta y cree que la promesa de que
la riqueza de los de arriba se filtraría a los de abajo ha resultado una gran
mentira.
Bauman es polaco de nacimiento y escapó del nazismo a la
URSS, y en 1968 tuvo que abandonar su propio país, expulsado del Partido
Comunista. Renunció a su nacionalidad, emigró a Tel Aviv y empezó a trabajar en
la Universidad de Leeds.
En una entrevista
con Ricardo de Querol para El País, revela que con la desigualdad peligra la
democracia. “El poder se ha globalizado pero las políticas son tan locales como
antes. La política tiene las manos cortadas. La gente ya no cree en el sistema
democrático porque no cumple sus promesas. Es lo que está poniendo de
manifiesto, por ejemplo, la crisis de la migración”.
“ Hace 40 años creímos que había triunfado la libertad y
estábamos en una orgía consumista. Todo parecía posible mediante el crédito:
que quieres una casa, un coche… ya lo pagarás después (…)El conflicto, el
antagonismo, ya no es entre clases, sino el de cada persona con la sociedad. No
es solo una falta de seguridad, también es una falta de libertad”, continua.
“Usted sostiene que el movimiento de los indignados “sabe
cómo despejar el terreno pero no cómo construir algo sólido”, le pregunta De
Querol, ante lo que Bauman responde: “La gente suspendió sus diferencias por un
tiempo en la plaza por un propósito común. Si el propósito es negativo,
enfadarse con alguien, hay más altas posibilidades de éxito. En cierto sentido
pudo ser una explosión de solidaridad, pero las explosiones son muy potentes y
muy breves.
Para este sociólogo, las redes sociales, a pesar de haber cambiado
la forma en que la gente protesta, o la exigencia de transparencia, son
“activismo de sofá”. “La diferencia entre la comunidad y la red es que tú
perteneces a la comunidad pero la red te pertenece a ti. Puedes añadir amigos y
puedes borrarlos, controlas a la gente con la que te relacionadas. La gente se
siente un poco mejor porque la soledad es la gran amenaza en estos tiempos de
individualización. Pero en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que
no necesitas habilidades sociales”.
Criticaba el término “posmodernidad”, ya que nos falta
perspectiva histórica para dar por terminada la modernidad, y pensaba que
tenemos “una versión privatizada de la modernidad”. En su última obra publicada, Extraños llamando
a la puerta, observa la crisis de los refugiados desde la comprensión de la
ansiedad que genera en la población y el rechazo a vallas y muros, temas como
el rechazo al otro, el miedo al diferente, temas que lo tocan de manera
personal por ser un inmigrante de los tiempos del antisemitismo.
Aquí unas frases recogidas por El País que resumen el
pensamiento de Bauman:
"Las redes sociales son una trampa"
“El viejo límite sagrado entre el horario laboral y el
tiempo personal ha desaparecido. Estamos permanentemente disponibles, siempre
en el puesto de trabajo”
“Todo es más fácil en la vida virtual, pero hemos perdido el
arte de las relaciones sociales y la amistad”
"Hemos olvidado el amor, la amistad, los sentimientos,
el trabajo bien hecho. Lo que se consume, lo que se compra “son solo sedantes
morales que tranquilizan tus escrúpulos éticos”
"Las pandillas de amigos o las comunidades de vecinos
no te aceptan porque sí, pero ser miembro de un grupo de en Facebook es
facilísimo. Puedes tener más de 500 contactos sin moverte de casa, le das a un
botón y ya”
"Ha sido una catástrofe arrastrar la clase media al
precariado. El conflicto ya no es entre clases, sino de cada uno con la
sociedad”
"Las desigualdades siempre han existido, pero desde
hace varios siglos se cree que la educación podía restablecer la igualdad de
oportunidades. Ahora, el 51% de los jóvenes titulados universitarios están en
el paro y los que tienen trabajo, tienen un empleo muy por debajo de sus
cualificaciones. Los grandes cambios de la historia nunca llegaron de los
pobres de solemnidad, sino de la frustración de gentes con grandes expectativas
que nunca llegaron"
“La posibilidad de que Reino Unido funcione sin Europa es
mínima”