El cáncer frente a los dilemas del
alcohol. Foto: Internet
Alcohol,
el verdugo embotellado de nuestros tiempos. Fuente de goce y de malestar, la
evidencia científica actual nos dice que su consumo intensivo es perjudicial
para la salud humana y es considerado un agente cancerígeno.
Según la OMS, cada año se producen 3,3 millones de muertes en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol, lo que representa un 5,9% de todas las defunciones. El porcentaje de hombres asciende al 7,6%, en contraste con el 4% de las mujeres.
Clasificación
del alcohol según la OMS
Según el Informe
de Situación sobre Alcohol y Salud (OMS 2014), en promedio en el mundo cada
persona de 15 años o más bebe anualmente cerca de 6,2 litros de alcohol puro.
Sin embargo, menos de la mitad de la población (38,3%) bebe alcohol, lo que
significa que aquellos que lo beben consumen en promedio 17 litros de puro
alcohol por año.
Frente a estos hábitos de consumo, los riesgos de contraer cáncer por consumo de alcohol se incrementan en el mundo. Como indica la American Cancer Society, “hay un fuerte consenso científico de la asociación que hay entre beber alcohol y varios tipos de cáncer”, y es por eso que desde el 2012 las bebidas alcohólicas han sido clasificadas por la OMS como agentes cancerígenos.
La clasificación la realiza la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC, en inglés) que funciona dentro de la OMS y que divide los riesgos de los agentes cancerígenos.
Así, en el grupo 1 están los agentes con evidencia
científica suficiente para decir que producen cáncer. En el grupo 2 están los
agentes que probablemente (2A) y posiblemente (2B) causen cáncer, según
estudios en humanos y en animales. En el grupo 3 están los agentes que a la
fecha no han sido probados que puedan originar cáncer. Mientras que en el 4
están los agentes que según la evidencia científica disponible no se consideran
de naturaleza cancerígena.
Las
bebidas alcohólicas pertenecen al Grupo
1. Es decir, existe evidencia científica suficiente para afirmar que el
alcohol es un agente cancerígeno. El Dr. Fernando Suazo, director médico de Oncosalud, lo resume de la siguiente
manera: “Se ha demostrado que el alcohol
es un carcinógeno, es decir que ante ciertas circunstancias, como por ejemplo
el consumo excesivo, generan cambios a nivel de las células (cocarcinógeno),
que generan la producción del tumor; asimismo en la cavidad oral tiene un
efecto irritativo, que cambia la forma y composición de las células. El consumo
crónico de alcohol incentiva la presencia de enzimas que lo transformarían en
otra sustancia llamada Acetilaldehido (AA) y es esta sustancia la que generaría
los cambios a nivel de las células”.
Para más detalles, las
zonas orgánicas potencialmente afectadas por el consumo de alcohol son: cavidad
oral, faringe, tracto digestivo, esófago, colon, recto, hígado, cavidad nasal,
seno paranasal, laringe y mamas.
En el caso del páncreas, la OMS ha clasificado el riesgo de cáncer por consumo de alcohol dentro del Grupo 2A. Es decir, en este grupo la evidencia no es concluyente (evidencia limitada) sin embargo tampoco se descarta el riesgo. Pero… ¿Qué es exactamente el alcohol?
Cánceres asociados al consumo nocivo de alcohol: cavidad oral, faringe, tracto digestivo, esófago, colon, recto, hígado, cavidad nasal, seno paranasal, laringe y mamas. Imagen: Internet
El alcohol
y cómo afecta en la generación de cáncer
El alcohol es el término común que se usa para el etanol
o alcohol etílico, una sustancia química presente en los licores así como en
medicinas, enjuagues bucales y productos para el hogar.
El alcohol se produce cuando la levadura fermenta azúcares y almidones. ¿Cómo así el alcohol aumenta los riesgos para contraer cáncer? De acuerdo con el Instituto Nacional de Cáncer (EE.UU), los especialistas han identificado algunas formas por las que el alcohol podría aumentar el riesgo de cáncer.
Una de ellas es el metabolismo del etanol de la
bebidas alcohólicas en acetaldehído, el mismo que es una sustancia tóxica y cancerígena
(OMS), el cual puede dañar tanto el ADN como las proteínas.
Otra es la generación de especies de oxígeno reactivo, las cuales pueden dañar el ADN, las proteínas y lípidos (grasas) por un proceso que se llama oxidación.
Una forma adicional es el deterioro
de la capacidad del cuerpo para disolver y absorber nutrientes que pueden estar
asociados con el riesgo de cáncer. Con ello, además, se disparan las concentraciones de
estrógenos en la sangre, hormona sexual relacionada con el riesgo de
desarrollar cáncer de seno.
Cuestión de hábitos
Según la OMS, los efectos del consumo
nocivo de alcohol están determinados, en gran medida, por dos dimensiones interconectadas,
a saber:
- El volumen total de
alcohol consumido
- Las características de la forma de beber.
Tanto a nivel individual como cultural se han identificado algunos factores que influyen en los hábitos de consumo de alcohol. No existe un único factor de riesgo dominante para el hábito de consumo.
Van desde las opciones individuales, pasando por la presión y prestigio social, hasta los hábitos de consumo modelado por el contexto cultural. Cuanto más factores vulnerables converjan en una persona, más probable será que esa persona desarrolle problemas relacionados con el consumo de alcohol.
Frecuencia, cantidad y tipo de alcohol a tener en cuenta para minimizar riesgos. Foto: Internet
¿Cuánto
alcohol y qué tipo de alcohol aumentan el riesgo?
El Ministerio
de Salud del Perú, citando a la Organización
Panamericana de la Salud, afirma que “las investigaciones médicas han
demostrado que el abuso prolongado del alcohol causa enfermedades al hígado
como la cirrosis y la hepatitis, además de pérdida de la memoria, úlceras,
anemia, coagulación defectuosa, deterioro de la función sexual, malnutrición,
depresión, cáncer y hasta daño cerebral”.
La relación entre el alcohol y el cáncer se define por los hábitos de consumo de riesgo. El consumo de riesgo es un patrón de consumo de alcohol que aumenta el riesgo de consecuencias perjudiciales para la salud si el hábito de consumo persiste en el tiempo. “Se ha demostrado que el consumo de más de 20gr al día en hombres y más de 10gr al día en mujeres puede provocar cambios a nivel celular, aumentando el riesgo de cáncer”, afirma el Dr. Suazo, médico oncólogo.
En la misma línea, la American
Cancer Society recomienda no tomar más de dos bebidas por día, en el caso
de hombres, y una bebida por día, en el caso de mujeres. Por cierto, el limite recomendado es menor para
mujeres por el tamaño promedio de su cuerpo y porque su metabolismo tiende a
asimilar más lento el alcohol.
¿Importa
el tipo de bebida alcohólica?
Etanol es el tipo de alcohol base en
la elaboración de bebidas alcohólicas. Cervezas, vinos y licores destilados contienen diferentes
porcentajes de etanol. A más fuerte la bebida alcohólica, mayor cantidad de
etanol. “Los estudios no han demostrado
diferencias entre el tipo de alcohol que se ingiera, todos han mostrado
relación con la causa de cáncer, sin embargo en el contenido alcohólico por
supuesto que hay diferencias”, sostiene el oncólogo consultado.
Esto
es importante, pues la evidencia
científica sugiere que el etanol es el compuesto que incrementa el riesgo
de contraer cáncer. ¿Dejar de tomar alcohol reduce los riesgos? “La disminución del
riesgo no disminuye inmediatamente, esto sucede con los años. Los estudios han
mostrado que el riesgo disminuye después de haber dejado el consumo de alcohol
por más de 10 años, sin embargo, a pesar de este hecho, nunca se igualó al
riesgo bajo de las personas que nunca bebieron en exceso o crónicamente”,
explica el médico oncólogo ante la consulta.
Es importante tener en cuenta los tipos principales de bebidas alcohólicas y sus porcentajes de alcohol son los siguientes:
- Cervezas con
alto contenido alcohólico: 3 a 8% de alcohol.
- Vinos y sake: 9 a 15% de
alcohol.
- Vinos con licor añadido,
como el aporto: 16 a 20% de alcohol.
- Licores destilados, como el ron, la ginebra, el pisco, el vodka, el tequila y el whisky: 35 a 45% de alcohol (puede ser mayor).
En este punto conviene aclarar los términos de la información. “El consumo de bebidas alcohólicas, por sí mismo, no es un factor de riesgo para cáncer, sólo el exceso y el consumo crónico llevaran a causar el daño a nivel de las células”, sostiene el Dr. Suazo. La recomendación, entonces, toma la forma de prevención. Ya estamos avisados.
Atentos a las recomendaciones a la hora de beber. Foto: Internet
Recomendaciones (Fuente OMS)
-
No beber más de un vaso diario (esto dependerá del porcentaje de alcohol).
-
Evitar combinar cigarillo con alcohol. La combinación de cigarillo con bebidas
alcohólicas incrementa las probabilidades de desarrollar algún tipo de cáncer.
A
nivel de políticas públicas:
-
Regular la comercialización de las bebidas alcohólicas.
-
Promulgar leyes apropiadas sobre la conducción de vehículos en estado de ebriedad.
-
Reducir la demanda mediante remedios tributarios y de fijación de precios.
- Proporcionar tratamiento asequible a las personas que padecen trastornos por abuso del alcohol.
- Concientizar y sensibilizar a la población para disminuir el consume peligroso y nocivo de bebidas alcohólicas.